La igualdad de derechos entre hombres y mujeres es una de las mayores conquistas sociales de estos últimos cien años. Solo los países más avanzados lo han conseguido aunque muy lentamente. En los más avanzados, como por ejemplo el Reino Unido, se dieron los pasos decisivos tras la I Guerra Mundial, durante la guerra los hombres estaban en el frente y las mujeres trabajaron duramente en las fabricas. Tras la guerra el gobierno británico no tuvo más remedio que reconocer el derecho de las mujeres a votar y a ser elegidas representantes públicos, además de otros derechos, como poder hacer contratos con plena capacidad legal o el divorcio. En otros países, como por ejemplo España, se tardó bastante más, fue durante la década de los setenta. En la mayoría de países del mundo la igualdad entre hombres y mujeres sigue siendo una utopía.
Nos sentimos orgullosos de haber avanzado en algo tan fundamental como la plena igualdad de derechos sin distinción de sexo, raza o religión, lo consideramos un signo de modernidad, de civilización. Sin embargo nuestra sociedad occidental no fue la primera en conseguir grandes avances en este terreno, hace dos mil años otra sociedad llego a alturas comparables a las nuestras, me estoy refiriendo a la antigua Roma.
A continuación voy a daros algunos ejemplos que ilustran perfectamente hasta que punto la antigua Roma avanzó en algo tan básico como es la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.
Típica cena romana, hombres y mujeres disfrutando juntos de una buena comida y una buena conversación
En todas las sociedades de la antigüedad, lo mismo que en muchas de las actuales, el que hombres y mujeres comieran juntos era algo impensable, en Roma era la costumbre.
En los actos públicos, como por ejemplo la celebración de un triunfo, hombres y mujeres asistían juntos. En el caso de que el hombre fuera el protagonista toda su familia, hombres y mujeres, se sentaban con el en primera fila.
Escena de la serie de televisión "Roma", el triunfo de César Octaviano. Octaviano y su familia en primera
fila del espectáculo. De izquierda a derecha su madre, su hermana, Octaviano, su suegra y su esposa
Pasemos al tema de la educación. Las mujeres romanas de clase media y alta recibían una educación tan esmerada como la que recibían los varones. Era algo lógico, un romano de clase alta, con cultura y educación, difícilmente habría aceptado tener por esposa a una mujer que no pudiera conversar con el de igual a igual. Las mujeres romanas eran voraces lectoras de libros y entendían de arte y ciencias naturales, también de política. ¿Cuanto tiempo hace que en nuestra moderna sociedad las mujeres reciben una amplia educación?.
Pasemos seguidamente al tema del matrimonio. Las mujeres romanas, al igual que los hombres, tenían plena libertad para divorciarse, bastaba con una nota dirigida al cónyuge para que el divorció tuviera plena validez legal. Por si eso fuera poco cada uno de los miembros de la pareja quedaba dueño de los bienes aportados individualmente.
Un tema básico, la independencia económica. Las mujeres romanas podían tener un trabajo remunerado y la mayoría de las mujeres de clase baja trabajaban. Las de clase media y alta no solían trabajar, pero tenían otro medio de tener independencia económica, la dote. Cuando una mujer romana de buena cuna contraía matrimonio recibía una dote, esa dote era de su plena propiedad y su esposo solo podía tocarla con su expreso consentimiento mediante un documento legal redactado ante testigos. Si se divorciaba la dote seguía siendo suya y eso aseguraba su independencia económica.
Un buen ejemplo, la madre del gran Cayo Julio César, Aurelia. Era miembro de una rica familia de la nobleza plebeya, los Aurelios Cota, contrajo matrimonio con Cayo Julio César padre. Este era miembro de una familia patricia con pocos recursos económicos, además era el hijo menor y la mayor parte de la herencia, incluyendo la casa familiar, sería propiedad del primogénito, algo habitual hasta hace pocos años.
La dote de Aurelia era de cien talentos, un talento era una medida de peso equivalente a unos 25 kg. La moneda básica de la Roma de fines de la república era el sextercio de plata que pesaba aproximadamente un gramo, por lo que 100 talentos equivalían a dos millones y medio de sextercios, o dos toneladas y media de plata.
Al principio la familia de Aurelia pensó que lo mejor podría ser invertir ese dinero en acciones pero ella tuvo una idea mucho mejor, su esposo no podía comprar una casa por lo que Aurelia decidió comprar un edificio de apartamentos, una "insula". Ellos vivirían en la planta baja pues en aquel entonces, al no haber ascensores mecánicos, la planta baja era la más cómoda y lujosa.
Por supuesto, dado que el edificio lo compró con su dote, ella era la propietaria y siendo una persona con gran talento llevo personalmente la administración del edificio y de las tiendas que habían en la insula. Como eso no era bastante para ella administro otros edificios de apartamentos cercanos. A su marido no le gusto demasiado la idea de que su esposa fuera una casera, pero no tuvo más remedio que aceptarlo pues la ley romana era muy clara a este respecto.
Sin embargo la igualdad de derechos no era total. Las mujeres no tenían derecho a votar ni a ser elegidas magistradas, pero eso tenía un compensación, no pagaban impuestos fuera cual fuera su nivel económico. Los antiguos romanos tenían la idea, para mi muy acertada, de que derechos y deberes debían estar estrechamente unidos. Si las mujeres de Roma no podían votar ni ser elegidas magistradas ni tener derechos políticos, tampoco tenían ninguna obligación hacia el estado, por tanto estaban exentas de pagar impuestos.
En cierta ocasión los gobernantes de Roma, los que formaron el segundo triunvirato: Marco Antonio, César Octaviano y Marco Lépido, necesitaron más dinero para financiar su campaña militar contra los asesinos de Julio César, encabezados por Marco Bruto y Cayo Casio. Se les ocurrió que podía ser una buena idea recaudar impuestos también de las mujeres, eso dio origen a la primera manifestación feminista de la historia.
Las mujeres de noble cuna de Roma se dirigieron al foro vestidas como legionarios, con casco, cota de malla, escudo y espada. Cuando llegaron al centro del foro Hortensia, hija del gran político, abogado y orador Quinto Hortensio Hortalo, lanzó un discurso en el que dijo claramente que si las mujeres tenían que pagar impuestos como los hombres también debían tener los mismos derechos políticos.
Os dejo el texto integro del discurso, tal como nos lo relata Apiano.
"Como convenía a mujeres de nuestro rango al dirigiros una petición, recurrimos a las mujeres de vuestras familias, pero habiendo sido tratadas de modo inaceptable por Fulvia, su conducta nos ha traído al foro. Vosotros nos habéis ya despojado de nuestros padres, nuestros hijos, nuestros esposos y nuestros hermanos, a los que habéis acusado de haber actuado contra vosotros; si además nos quitáis nuestro patrimonio, nos reduciréis a una condición impropia de nuestro nacimiento, nuestros modales, nuestro sexo. Si os hemos hecho mal, como vosotros decís que lo han hecho nuestros maridos, proscribidnos como hacéis con ellos. Pero si las mujeres no hemos declarado a ninguno de vosotros enemigo público, ni hemos demolido vuestras casas, destruido vuestros ejércitos o encabezado otro contra vosotros; si no os hemos puesto obstáculos para que alcancéis cargos y honores, ¿por que debemos compartir la pena si no compartimos la culpa?
¿Por que deberíamos pagar impuestos cuando no tenemos ninguna parte en los honores, las jefaturas y la política, por que los que competís el uno con el otro con tan perjudiciales resultados? ¿"Por que estamos en guerra", decís? ¿Cuando no ha habido guerras, y cuando se han impuesto alguna vez tributos a las mujeres, que están exentas por su sexo entre toda la humanidad?. Nuestras madres se elevaron una vez por encima de su sexo e hicieron contribuciones cuando estabais en peligro de perder el Imperio entero y hasta la misma ciudad debido al conflicto con los cartagineses. Pero en ese entonces contribuyeron voluntariamente, y no de sus tierras, sus dotes o sus casas, sin las cuales la vida no es posible para las mujeres libres, sino solamente de sus propias joyas, e incluso eso lo hicieron no de acuerdo a un avalúo fijo, ni ante el temor de informantes o acusadores, ni por fuerza y violencia, sino conforme a lo que ellas mismas quisieron dar. ¿Cuál es ahora la alarma para el imperio o el país?. ¡Dejad que venga la guerra con los galos o con los partos, y entonces no seremos inferiores a vuestras madres en el celo por la seguridad común, pero nunca contribuiremos para guerras civiles, ni os ayudaremos uno contra otro!. No contribuimos con César ni con Pompeyo, Ni Mario ni Cinna nos impusieron tributos. Ni tampoco lo hizo Sila, que en su gobierno tuvo un poder despótico, mientras que vosotros decís que estáis restableciendo la república".
Buen discurso ¿verdad?, Hortensia había heredado las grandes dotes de su padre para hablar en público. Las mujeres que estaban en el foro inmediatamente apoyaron la propuesta y los triunviros no tuvieron más remedio que echarse atrás, bastantes problemas tenían para encima cargar con una revolución feminista.
Este es el primero de una serie de artículos en los que intentaré describir la vida cotidiana de la antigua Roma. La mayoría de nuestros actuales conceptos de lo que significa el formar parte de una comunidad civilizada los debemos a Roma. Servicios públicos como carreteras, abastecimiento de agua, bomberos, policía, bibliotecas, espectáculos... Derechos políticos como libertad de expresión o votar a tus representantes. Acceso a la cultura sabiendo leer y escribir. La defensa con un ejercito completamente profesional, perfectamente entrenado y equipado...
Este primer artículo lo dedico a mi buena amiga Adela. Unos años atrás, en una de nuestras muchas conversaciones, le comenté un poco por encima la condición de la mujer en la antigua Roma. Hace un par de días me dijo que podría ser una buena idea escribir sobre este tema tan poco conocido. Inmediatamente me mostré de acuerdo con ella, es un tema muy interesante y del que pocos tienen idea. Mi amiga Adela es una firme defensora de la libertad individual y de la igualdad de derechos no importa el sexo la raza o la religión al igual que yo, por eso nos llevamos tan bien.
Aunque he buscado mucho no he conseguido encontrar ningún documental realmente interesante que nos hable de cual era la situación de las mujeres en la antigua Roma. Probablemente no interesa demasiado el comprobar que las conquistas sociales en el terreno de la igualdad entre hombres y mujeres vienen de muchos años atrás. Incluso hoy en día muchos hombres se consideran superiores a las mujeres, eso es algo que cualquier persona dotada de inteligencia debería considerar una barbarie. Sin embargo he encontrado un corto pero interesante documental de la BBC en donde se narra como una estilista, tras visitar un museo de historia antigua, decidió reproducir los muy elaborados peinados de las mujeres romanas. Las mujeres romanas de clase media y alta cuidaban mucho su aspecto.
He aquí este corto documental, es un pequeño ejemplo del grado de sofisticación al que llego la antigua Roma.
Los peinados de las mujeres en la antigua Roma
Mujer romana con unas tablillas y un estilete pensando en plasmar sus pensamientos por escrito
Un tema básico, la independencia económica. Las mujeres romanas podían tener un trabajo remunerado y la mayoría de las mujeres de clase baja trabajaban. Las de clase media y alta no solían trabajar, pero tenían otro medio de tener independencia económica, la dote. Cuando una mujer romana de buena cuna contraía matrimonio recibía una dote, esa dote era de su plena propiedad y su esposo solo podía tocarla con su expreso consentimiento mediante un documento legal redactado ante testigos. Si se divorciaba la dote seguía siendo suya y eso aseguraba su independencia económica.
Un buen ejemplo, la madre del gran Cayo Julio César, Aurelia. Era miembro de una rica familia de la nobleza plebeya, los Aurelios Cota, contrajo matrimonio con Cayo Julio César padre. Este era miembro de una familia patricia con pocos recursos económicos, además era el hijo menor y la mayor parte de la herencia, incluyendo la casa familiar, sería propiedad del primogénito, algo habitual hasta hace pocos años.
Mujeres romanas contemplando la hermosa vista de la capital del mundo desde su residencia en la colina del
Palatino, en primer termino la colina del Capitolio con el templo de Jupiter Optimus Maximus, una preciosa vista
La dote de Aurelia era de cien talentos, un talento era una medida de peso equivalente a unos 25 kg. La moneda básica de la Roma de fines de la república era el sextercio de plata que pesaba aproximadamente un gramo, por lo que 100 talentos equivalían a dos millones y medio de sextercios, o dos toneladas y media de plata.
Sextercio de plata
Al principio la familia de Aurelia pensó que lo mejor podría ser invertir ese dinero en acciones pero ella tuvo una idea mucho mejor, su esposo no podía comprar una casa por lo que Aurelia decidió comprar un edificio de apartamentos, una "insula". Ellos vivirían en la planta baja pues en aquel entonces, al no haber ascensores mecánicos, la planta baja era la más cómoda y lujosa.
Por supuesto, dado que el edificio lo compró con su dote, ella era la propietaria y siendo una persona con gran talento llevo personalmente la administración del edificio y de las tiendas que habían en la insula. Como eso no era bastante para ella administro otros edificios de apartamentos cercanos. A su marido no le gusto demasiado la idea de que su esposa fuera una casera, pero no tuvo más remedio que aceptarlo pues la ley romana era muy clara a este respecto.
Reconstrucción de una calle de la antigua Roma con sus edificios de apartamentos
En cierta ocasión los gobernantes de Roma, los que formaron el segundo triunvirato: Marco Antonio, César Octaviano y Marco Lépido, necesitaron más dinero para financiar su campaña militar contra los asesinos de Julio César, encabezados por Marco Bruto y Cayo Casio. Se les ocurrió que podía ser una buena idea recaudar impuestos también de las mujeres, eso dio origen a la primera manifestación feminista de la historia.
Las mujeres de noble cuna de Roma se dirigieron al foro vestidas como legionarios, con casco, cota de malla, escudo y espada. Cuando llegaron al centro del foro Hortensia, hija del gran político, abogado y orador Quinto Hortensio Hortalo, lanzó un discurso en el que dijo claramente que si las mujeres tenían que pagar impuestos como los hombres también debían tener los mismos derechos políticos.
Legionarios romanos del siglo I A.C. ¿Podéis imaginaros la impresión que pudo causar
que una cohorte de mujeres con ese uniforme se presentara en medio del foro romano?
Os dejo el texto integro del discurso, tal como nos lo relata Apiano.
"Como convenía a mujeres de nuestro rango al dirigiros una petición, recurrimos a las mujeres de vuestras familias, pero habiendo sido tratadas de modo inaceptable por Fulvia, su conducta nos ha traído al foro. Vosotros nos habéis ya despojado de nuestros padres, nuestros hijos, nuestros esposos y nuestros hermanos, a los que habéis acusado de haber actuado contra vosotros; si además nos quitáis nuestro patrimonio, nos reduciréis a una condición impropia de nuestro nacimiento, nuestros modales, nuestro sexo. Si os hemos hecho mal, como vosotros decís que lo han hecho nuestros maridos, proscribidnos como hacéis con ellos. Pero si las mujeres no hemos declarado a ninguno de vosotros enemigo público, ni hemos demolido vuestras casas, destruido vuestros ejércitos o encabezado otro contra vosotros; si no os hemos puesto obstáculos para que alcancéis cargos y honores, ¿por que debemos compartir la pena si no compartimos la culpa?
¿Por que deberíamos pagar impuestos cuando no tenemos ninguna parte en los honores, las jefaturas y la política, por que los que competís el uno con el otro con tan perjudiciales resultados? ¿"Por que estamos en guerra", decís? ¿Cuando no ha habido guerras, y cuando se han impuesto alguna vez tributos a las mujeres, que están exentas por su sexo entre toda la humanidad?. Nuestras madres se elevaron una vez por encima de su sexo e hicieron contribuciones cuando estabais en peligro de perder el Imperio entero y hasta la misma ciudad debido al conflicto con los cartagineses. Pero en ese entonces contribuyeron voluntariamente, y no de sus tierras, sus dotes o sus casas, sin las cuales la vida no es posible para las mujeres libres, sino solamente de sus propias joyas, e incluso eso lo hicieron no de acuerdo a un avalúo fijo, ni ante el temor de informantes o acusadores, ni por fuerza y violencia, sino conforme a lo que ellas mismas quisieron dar. ¿Cuál es ahora la alarma para el imperio o el país?. ¡Dejad que venga la guerra con los galos o con los partos, y entonces no seremos inferiores a vuestras madres en el celo por la seguridad común, pero nunca contribuiremos para guerras civiles, ni os ayudaremos uno contra otro!. No contribuimos con César ni con Pompeyo, Ni Mario ni Cinna nos impusieron tributos. Ni tampoco lo hizo Sila, que en su gobierno tuvo un poder despótico, mientras que vosotros decís que estáis restableciendo la república".
Reconstrucción del foro Romano en el triunfo de César, escena de la serie de televisión "Roma"
Buen discurso ¿verdad?, Hortensia había heredado las grandes dotes de su padre para hablar en público. Las mujeres que estaban en el foro inmediatamente apoyaron la propuesta y los triunviros no tuvieron más remedio que echarse atrás, bastantes problemas tenían para encima cargar con una revolución feminista.
Plano de una típica ciudad romana de provincias con todos los servicios que aseguran una vida civilizada
Este primer artículo lo dedico a mi buena amiga Adela. Unos años atrás, en una de nuestras muchas conversaciones, le comenté un poco por encima la condición de la mujer en la antigua Roma. Hace un par de días me dijo que podría ser una buena idea escribir sobre este tema tan poco conocido. Inmediatamente me mostré de acuerdo con ella, es un tema muy interesante y del que pocos tienen idea. Mi amiga Adela es una firme defensora de la libertad individual y de la igualdad de derechos no importa el sexo la raza o la religión al igual que yo, por eso nos llevamos tan bien.
Aunque he buscado mucho no he conseguido encontrar ningún documental realmente interesante que nos hable de cual era la situación de las mujeres en la antigua Roma. Probablemente no interesa demasiado el comprobar que las conquistas sociales en el terreno de la igualdad entre hombres y mujeres vienen de muchos años atrás. Incluso hoy en día muchos hombres se consideran superiores a las mujeres, eso es algo que cualquier persona dotada de inteligencia debería considerar una barbarie. Sin embargo he encontrado un corto pero interesante documental de la BBC en donde se narra como una estilista, tras visitar un museo de historia antigua, decidió reproducir los muy elaborados peinados de las mujeres romanas. Las mujeres romanas de clase media y alta cuidaban mucho su aspecto.
Cuidados estilisticos de una mujer romana de clase alta
He aquí este corto documental, es un pequeño ejemplo del grado de sofisticación al que llego la antigua Roma.
Un muy interesante artículo sobre el papel de la mujer en la antigua Roma, la educación que recibían, sus derechos, el matrimonio, el divorcio, etc. En el apartado nº 12, titulado "Las mujeres ricas", de este interesante artículo se habla de esa primera manifestación feminista encabezada por Hortensia.
La mujer en la antigua Roma
Un excelente blog en donde podréis encontrar varios magníficos artículos dedicados a la historia de la antigua Roma con una especial atención hacia sus protagonistas femeninas.
Mujeres de Roma
Un excelente blog en donde podréis encontrar varios magníficos artículos dedicados a la historia de la antigua Roma con una especial atención hacia sus protagonistas femeninas.
Mujeres de Roma
Dejo también un enlace para descargar en formato PDF la apasionante novela histórica de la escritora australiana Collen Mc Cullough, "Las mujeres de César".
En ella se describe el periodo en el que Cayo Julio César llego a ser el más importante hombre de Roma. Comienza con la vuelta de César a Roma, tras servir como cuestor en Hispania y termina con su partida hacia las Galias. Diez años en los que se labró su posición ocupando todos los cargos siendo siempre el primero. Además en esta magnífica novela aparecen, además del propio César, personajes tan fascinantes como Pompeyo, Craso, Cicerón, Clodio, Catón, Lúculo....y, por supuesto los que dan título a esta novela, las mujeres de César: su madre Aurelia, su hija Julia, su amante Servilia, su hija Julia, su segunda y tercera esposas, Pompeya y Calpurnia, las vestales que estaban a su cargo al ser "Pontifex Máximus".
Hola Sergi. Aquí tienes otro incondicional de la civilización romana, a la que todavía pertenecemos. He tenido la suerte de poder viajar un poco y visitar muchas de las maravillas romanas que todavía se conservan en varios países, y nunca dejo de sorprenderme. Nos creemos ahora modernos... ¡chorradas! Casi todo en nuestra vida cotidiana se ideó en aquella época, fueron capaces de asumir, aunar y mejorar todos los avances de oriente y occidente. He visto mujeres en "bikini" en los mosaicos de una villa romana en Sicilia, he visto el porsche de Adriano cerca de Tívoli donde podía ocultarse a voluntad con una catarata, he visto alcantarillados, suministro de agua potable con cañerías de plomo, muros anti-terremoto, etc., etc., etc.. Y todo terminó con la llegada del cristianismo; a veces pienso, ¿qué hubiera pasado si no se hubieran impuesto los integristas monoteístas? Probablemente ya tendríamos colonias en Marte o quizá mucho más allá...
ResponderEliminarEnhorabuena por el blog.
Hola Pepe.
EliminarSi, yo también he viajado un poco y he podido visitar las maravillas romanas en varios países, en España, en Francia, en Italia, en Grecia y en Turquía.
Efectivamente somos descendientes de Roma, nuestra lengua, nuestra cultura, nuestras leyes, nuestra organización política, el ejercito, nuestras costumbres..., en suma, todo lo que es importante en nuestra civilización, viene directamente de Roma.
Resulta sorprendente que hace 2000 años estuvieran tan avanzados en la mayor parte de los aspectos que son importantes en nuestra actual sociedad, incluso cosas tan sencillas y al mismo tiempo básicas para la vida, como el tener la posibilidad de bañarse todos los días, es algo que en la antigua Roma estaba asumido.
Yo también he estado en la villa de Adriano cerca de Tívoli, una maravilla, por no hablar de los acueductos, las carreteras, el alcantarillado...
Yo también me hago a menudo esa pregunta ¿que habría pasado si Roma no hubiera caído?, probablemente nos habríamos ahorrado varios siglos de oscuridad y, tal como comentas, es más que posible que en estos momentos estuviéramos colonizando Marte.
Pero Roma cayo, victima, en palabras de Edward Gibbon, de la barbarie y la religión, un juicio que coincide con el de Voltaire y con el que, como seguro que ya has adivinado, estoy completamente de acuerdo.
Me alegro de que te parezca interesante el blog, he puesto mucho cariño en este proyecto y seguro que se me nota.
Saludos.
Sergi.
Estupenda entrada, Sergi. Desde luego Hortensia gozaba de ser una excelente oradora y enfrentarse a los triunviros no era un asunto menor. Lo que me parece más destacable de su actitud es, sobre todo, el hecho de negarse a dar dinero para una guerra civil. Esto entronca con la ancestral fama de las romanas, su actitud pacífica y mediadora, en relación con las guerras.
ResponderEliminarFelicidades y gracias por tu enlace a mi blog. Te pongo un enlace en el mío. Me encanta haberme encontrado contigo.
Gracias Isabel, me alegro de que te haya gustado.
EliminarMe gustó mucho escribir ese artículo, creo que era necesario pues es un tema muy poco conocido.
Ciertamente Hortensia y, por supuesto, todas las que la acompañaron, tuvieron un gran valor, enfrentarse a los triunviros, que habían proscrito a todos sus enemigos y ejecutado a muchos de ellos como, por ejemplo, el gran orador, abogado y político Marco Tulio Cicerón, era muy arriesgado.
Me encanta tu blog, haces un gran trabajo, con artículos de gran interés escritos en un lenguaje asequible, algo que no todos los divulgadores saben hacer.
Seguiremos en contacto pues me he alegrado mucho de haber encontrado a otra persona que comparte mi pasión por la historia, especialmente la de la antigua Roma, una civilización a la que debemos la mayor parte de lo que somos.
Gracias por el enlace a mi blog. Por cierto, tengo pendiente de leer tu novela "La muchacha de Catulo", la anterior "Dido, reina de Cartago", me encantó, tengo que volver a releerla uno de estos días para refrescar mi memoria pues será el tema de uno de mis artículos de literatura.
Saludos.
Sergi.